Era una noche fría y lluviosa de invierno, tenia mi cabeza apoyada en la ventana del tren observando atentamente cómo las gotas caían de ella.
El tren anunció mi parada y me sobresalté, corrí hacia la puerta y caminé con mi paraguas hasta llegar a casa.
Los gritos se oían de afuera, ya era normal escuchar pelear a mis padres. Solo entré y fui directo a mi habitación, me puse la pijama y me acosté con los audífonos. La música me relaja en estos momentos, es mi aliada cada noche de tormenta familiar.